ARGOBASTO.



Arbogasto fue un general franco al servicio del Imperio Romano, cuya influencia en la política y el ejército a finales del siglo IV lo convirtió en una de las figuras más poderosas de su tiempo. Como Magister Militum, desempeñó un papel clave en la administración militar y en la lucha por el control del Imperio Occidental. Su historia está marcada por intrigas, conflictos con el emperador Valentiniano II y su decisiva participación en la crisis política que desembocó en la Batalla del Frígido en el año 394.

De origen franco, formaba parte de la tradición de bárbaros germanos que ascendieron en la jerarquía militar romana. En una época en la que el Imperio dependía cada vez más de soldados germánicos para su defensa, destacó como comandante competente y leal. Su ascenso se dio bajo la tutela del poderoso general Bauto, otro franco que sirvió como Magister Militum en Occidente.

Tras la muerte de Bauto en el 385, Arbogasto heredó su influencia y se convirtió en el principal general del emperador occidental Valentiniano II. Nombrado Magister Militum, asumió el control efectivo del ejército y la administración, gobernando de facto mientras Valentiniano II, joven y con poca autoridad, se encontraba bajo su tutela.








Aunque nominalmente servía al emperador, Arbogasto consolidó su poder y actuó con autonomía, controlando las decisiones militares y políticas. Su dominio generó tensiones con Valentiniano II, quien intentó liberarse de su control. En el 392, en un intento de reafirmar su autoridad, Valentiniano II intentó destituir a Arbogasto, pero el general rechazó la orden y mantuvo su posición.

Poco después, Valentiniano II apareció muerto en su palacio en Vienne. Las circunstancias de su muerte fueron sospechosas: aunque se informó oficialmente que se trató de un suicidio, muchos contemporáneos creyeron que Arbogasto lo mandó asesinar para consolidar su poder. Con la muerte del emperador, el general se encontró en una encrucijada: como bárbaro y no romano de nacimiento, no podía reclamar el trono para sí mismo, por lo que optó por nombrar a un emperador títere.

Para legitimar su dominio, Arbogasto elevó al trono a Eugenio, un antiguo maestro de retórica y funcionario imperial que no tenía experiencia militar pero que le servía como figura decorativa. Con Eugenio como emperador de Occidente, Arbogasto intentó consolidar su poder y ganar el apoyo del Senado de Roma, favoreciendo una política más alineada con la aristocracia pagana, en contraste con el ferviente cristianismo promovido por el emperador de Oriente, Teodosio I.
Esta política religiosa contribuyó a la polarización del imperio. Teodosio I, cristiano y defensor de la ortodoxia nicena, vio en Eugenio y Arbogasto una amenaza. En el 394, la inevitable confrontación entre Oriente y Occidente llegó a su punto culminante en la Batalla del Frígido.

En septiembre del 394, Teodosio I marchó contra Arbogasto y Eugenio con un ejército reforzado por contingentes godos. La batalla tuvo lugar en el río Frígido (actual Eslovenia) y duró dos días. Inicialmente, las fuerzas de Arbogasto lograron imponerse gracias a una emboscada, pero al día siguiente, el cambio de bando de un contingente germani que debía atacarles por la retaguardia y una tormenta de viento favoreció a Teodosio, desbaratando las líneas occidentales. Eugenio fue capturado y ejecutado, mientras que Arbogasto, viendo la derrota inevitable, huyó a las montañas y se suicidó poco después.










Arbogasto representa el punto culminante del poder militar bárbaro dentro del Imperio Romano. Su control de Occidente sin ser emperador y su desafío directo a Teodosio I anticiparon la creciente influencia de los generales germánicos en los años siguientes, como Estilicón, que participó en la batalla sirviendo a Teodosio o Ricimero.

Su historia es un testimonio de la frágil relación entre el poder militar y el civil en los últimos siglos del Imperio Romano, y su derrota marcó el inicio del dominio absoluto de Teodosio I, quien reunificó el imperio por última vez antes de su muerte en el 395, dividiéndolo de nuevo entre sus hijos Honorio y Arcadio.






JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.


Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con 16 de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs, podcast y es miembro de Divulgadores de la Historia.



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Bibliografía:

- HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II. EL MUNDO ROMANO (2ª)
Autor/es: Fernández Uriel, Pilar. Editorial: U.N.E.D.


- Historia Medieval (Siglos V-XII) Editorial Universitaria Ramón Arcés. J. Donado Vara, A. Echevarría Arsuaga.

- Histocast 187. Flavio Estilicón.


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